Esto dicho así queda muy bonito, pero no está exento de problemas. ¿Cuáles? Pues que al final somos personas trabajando con personas y eso quiere decir que conviven muchas realidades diferentes dentro de una empresa y que la percepción de las cosas por el resto de seres que nos rodean no es siempre la que uno esperaría.
Hace unos días, debatiendo una campaña de comunicación que queremos lanzar, se cruzaron unos cuantos correos que generaron un entretenido y enriquecedor debate... o al menos así lo percibí yo en mi realidad. Sin embargo, pronto noté que esto no era extensible a la totalidad de la compañía. Y es por eso que he decidido escribir este post (y así, de paso, organizo un poco mis ideas).
Históricamente, en todas las empresas las diferentes áreas de la misma están enfrentadas: gerencia con desarrolladores, recursos humanos con dirección, diseño con desarrollo, ventas con operaciones... la lista puede ser infinita. En esta discusión estuvimos implicados todas las áreas de la empresa: desarrolladores, marketing, ventas, CEO, operaciones... y así se hicieron patentes las diferencias culturales de cada mundo.
El problema es que la visión del mundo que tenemos cada uno de nosotros es debida a las experiencias vividas y, claro, las experiencias laborales de un desarrollador, un comercial o un financiero no tienen (casi) nada que ver unas con otras. Esto hace que una acción determinada a mí me puede parecer estupenda pero a mi jefe le puede resultar horrorosa y nos veamos de repente envueltos en una discusión.
Y no pasa nada por discutir. Es más, discutir es lo mejor que te puede pasar, siempre y cuando la discusión se haga de una forma educada y con el fin de entender mejor un problema. No montemos una escena digna de un plató de telecinco, por favor. Como digo, no hay que tener miedo a tener una discusión jamás...
Cada vez que discutes estás aprendiendo algo nuevo, y estás enseñando algo nuevo. Depende de ti querer aprovechar lo que la otra parte te está enseñando. Depende de ti decidir que el otro es un canelo y tirar a la basura todo lo que te haya dicho y mantenerte en tus trece o meditar sobre lo que te ha aportado. Si sales de una discusión pensando exactamente lo mismo que lo que pensabas antes de entrar en ella, enhorabuena: acabas de perder un valioso tiempo de tu vida. Si no es así, puede que sigas pensando que tu postura es la correcta, pero al menos habrás conseguido entender mejor la postura de un tercero. Con esto conseguimos que esas fronteras culturales existentes entre los diferentes mundos dentro de una empresa se hagan cada vez más finas.
Desde que soy CTO he pasado de vivir cómodamente en mi mundo del desarrollo de software a viajar por otros mundos como el comercial, operaciones, dirección, financiero. Cada vez entiendo más a la gente con la que trabajo... y soy capaz de explicar mejor la realidad en la que vivo yo como desarrollador.
Nadie con dos dedos de frente pone en duda lo enriquecedor que es visitar culturas diferentes a la nuestra. Entonces, si somos capaces de quitarnos nuestros prejuicios y dejarnos sorprender cuando viajamos a países culturalmente alejados del nuestro como Japón o la India, ¿por qué nos cuesta tanto adentrarnos un poquito en esos otros mundos que tenemos tan cerca de nosotros y no nos dejamos asombrar?
Si valoras el aprendizaje continuo, el cambio y la adaptación como modo de vida y estás en una empresa donde ni se facilita ni se fomentan las discusiones, mi más sincero consejo es que huyas: estás perdiendo una oportunidad extraordinaria para descubrir, para asombrarte y para disfrutar enseñando a otros. Si, en cambio, valoras el continuismo y el hacer las cosas siempre igual de mal, entonces enhorabuena: estás en el sitio adecuado para seguir siendo el mismo toda tu vida y no dejar huella de tu paso por el mundo.
El objeto de toda discusión no debe ser el triunfo, sino el progreso. -- Joseph Joubert